El amor que recibimos, los castigos, las enseñanzas... Todo eso se queda grabado en lo más profundo de nuestro ser, de tal manera que sí quieres que tus hijos sean buenas personas y buenos padres, empieza a cultivar los buenos sentimientos y las buenas acciones desde que esté dentro de tu vientre.
Si fuiste una niña maltratada o infeliz, asegúrate de curar esas heridas antes de ser madre.
Es cierto que no nos dicen como ser buenas madres, pero si nos podemos preparar para serlo, debemos entender que somos nosotras las que tenemos que llevar las riendas de esa relación madre hijo, sana los recuerdos de tu infancia y tu corazón se llenará de amor para ese niño que no tiene la culpa de tu pasado.
Hace poco leí un post de un blog que desde el título ya era chocante, era algo así como: "Estoy harta de hacer que la infancia de mis hijos sea mágica". Este artículo desató una gran polémica en Facebook, a mi me sorprendió que muchas de mis amigas estuvieran de acuerdo con el artículo, es cierto que la infancia es mágica, pero es nuestra responsabilidad crear un ambiente idóneo para que los niños descubran esa magia. Yo recuerdo perfectamente las manualidades que hacía con mi madre, las excursiones al río con mi padre, recuerdo cada uno de mis cumpleaños y un montón de detalles que aunque pase mucho tiempo seguirán allí, guardaditos en mi cofre de tesoros, detalles que me hacían creer que la vida era perfecta (aunque no lo fuera), si mis padres no hubieran creado todo ese escenario para mí, estoy segura de que mi maternidad sería diferente.
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