Los adultos somos los que tenemos que decidir cuando esas técnicas darán resultado y cuando no, obviamente que algunas veces tenemos que dejarlos ganar, pero hay temas que no se negocian, por ejemplo, sentarse en la sillita del coche con el cinturón de seguridad bien atado o dar la mano para cruzar la calle, esto NO se negocia.
Sí hablamos de la comida, yo opino que hay que predicar con el ejemplo (como en todo) no podemos pretender que el niño coma de todo si nosotros no lo hacemos, es necesaria cierta flexibilidad y dejarlos ganar de vez en cuando, pero tenemos que tener claro el objetivo que nos hayamos propuesto. El mío es que mi hijo pruebe todas las comidas, por ahora vamos bien, aunque alguna vez me dice que no le gustan las lentejas, entonces le digo que tienen chorizo asturiano o que las verduras son de Murcia y ya cambia la cosa. Cuando un niño prueba algo por primera vez, lo más normal es que lo rechace, como cuando vamos a otro país y nos cuesta probar algo "raro", piensa que lo que es normal para nosotros, puede no serlo tanto para otras culturas, sino prueba a darle pulpo a un rumano, o ve a China y prueba sus suculentos manjares a la primera. Pues, lo mismo pasa con los niños, están recién llegados a este mundo y si al principio solo prueban purés y papillas, esos serán los sabores normales para ellos, si por comodidad nos quedamos mucho tiempo en esta etapa, luego será mucho más difícil que se atrevan con otras cosas, conozco casos de niños de 4 años que todavía toman puré y biberón porque es más cómodo darle la comida así, porque los padres pasan de discutir para que coma sólido, yo no creo que esto sea positivo para el niño, tampoco es que le vamos a dar un muslo de pollo con 2 meses, pero empezar con la terapia de los olores que os conté aquí, puede ser una buena forma de empezar.
Sea cual sea la situación que vayamos a enfrentar (la comida, la siesta, el baño, los deberes) funcionan mejor si no entramos en conflicto. El niño intentará imponerse, algunas veces podremos ceder y otras no, pero no podemos ofrecer castigos que luego no cumpliremos, no le podemos decir que si no se come la ensalada se va a dormir sin cenar, a menos que estemos seguras de poder cumplirlo, pero de nada servirá decir esto y luego hacerle unas patatas fritas. Yo no disputo una batalla con mi hijo si no tengo claro que voy a ganar, prefiero ponerle un poquito de ensalada y completarle la cena con algo que le guste más y le ofrezco que al menos lo pruebe, o que alterne los trocitos de uno y otro, o que lo mezcle todo, pero que cumpla mi objetivo sin darse cuenta.
Si él quiere empezar una batalla y yo tengo claro que no voy a ceder, directamente no le hago caso y le repito que si no recoge los juguetes no vamos al fútbol, por ejemplo. Esto me funciona siempre y cuando mantenga la calma, si el me ve tranquila, enseguida entiende que por más que luche, no ganará y decide que le sale mejor abandonar la lucha y ponerse a recoger, antes que perderse el entrenamiento, pero repito, esto sólo debe hacerse si estamos dispuestos a cumplirlo.
Hace unas semanas vi a una mamá ofrecerle 10 castigos diferentes a su hijo si no se comía lo que tenía en el plato, el niño quería otra cosa y eso nunca lo había probado, la batalla duró como 10 minutos y al final el niño se comió lo que quería desde el principio. Esta situación no le enseña nada al niño, visto desde afuera la discusión era completamente absurda, todo el mundo sabía que la madre no ganaría y que no habría ninguna consecuencia, todos menos ella.
Algunas veces puede resultar muy difícil mantener la calma, pero somos adultos y se supone que también somos más inteligentes que los niños y tenemos que darle la vuelta a la situación y hacerla favorable para todos. Debemos salirnos y ver la escena desde afuera, muchas veces la distancia nos da una mejor perspectiva.
Comparto totalmente lo que dices. Lo más difícil es ser consecuente en el proceso de educación de los niños.
ResponderEliminarExactamente Cristina. Es muy difícil, pero si supernanny puede, todas podemos :-)
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